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sábado, 4 de abril de 2009

La Vírgen María







La palabra María significa «amada de Dios». En el Evangelio Apócrifo de Juan el Evangelista, Jesús se refiere a María como un ángel. Dice: «Cuando mi Padre pensó en enviarme al mundo, me envió su ángel, de nombre María, para recibirme». Como ya hemos dicho, en la teología católica, María es conocida como la «Reina de los Ángeles».



La Madre María nos dice:



Mi servicio a la Tierra depende directamente del llamado de los devotos. Y el más frecuente que escucho [...] es el Ave María.



Ha habido gran controversia respecto a las funciones de la Madre de Dios, al confundir ese cargo con mi persona y considerar que, de alguna manera, con esta salutación lo humano se hace divino.



Amados, os diré exactamente cómo empezó la tradición del llamado a mí. No fue por mi persona, sino por mi cargo. Es el cargo que ocupo como Arcangélina del quinto rayo y, en él, el amado Alfa ha colocado autoridad para la intercesión divina.



El llamado que me hacéis es contestado por millones de huestes del Señor que llevan la llama de esa función, que atienden ese cargo, que vienen a la Tierra a Socorrer a las almas en mi nombre.



Por lo tanto, apelar a María […] es hacerla al rayo de la Madre (ya la Arcangélina del quinto rayo). Pero, más concretamente, es un llamado científico a ese punto de contacto mío con la divinidad de nuestro Padre y de Brahmán, y de la Palabra en que también me he convertido.

No sólo soy vuestra Madre sino vuestra más íntima amiga. Os pido que toméis mi mano, me llevéis a vuestra casa, me aceptéis como vuestra amiga, no como a una remota deidad, un icono, [...] sino, simplemente como la sirviente del Señor […]. YO SOY aquélla con quien podéis sentiros cómodos. Me sentaré a la mesa en vuestra cocina y tomaré una taza de té con vosotros. Recibiré lo que [...] sea precioso para vosotros, lo llevaré a mi corazón y os lo devolveré con la total consagración de mi amor. Os ayudaré en vuestras tareas diarias.

Yo Soy una madre para vuestro corazón. Soy una organizadora, una administradora. Soy una sacerdotisa y lidero los ejércitos del cielo.



Podéis conocerme en una o en varias de mis funciones, pero sobre todo, recordad que os asisto en vuestro sendero de gestión personal, organización de vuestra vida, establecimiento de prioridades, empleo del tiempo y de vuestras fuerzas.



Rosarios para la Nueva Era



En 1972, mientras estaba meditando, María vino a mí y dictó lo que llamó sus «Rosarios Escriturales para la Nueva Era». Más tarde, me dio una serie de rosarios más cortos, de quince minutos. Estos rosarios para la nueva era son magníficas oraciones que alternan el Ave María con citas de las Sagradas Escrituras y con otras oraciones dictadas por los Maestros Ascendidos.



Cuando la Virgen María dictó sus rosarios dijo: «Así es como quiero que digáis el Ave María». Es diferente de la versión católica tradicional, que acaba con las palabras «ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte».



La Virgen María dijo: «No sois pecadores, sois hijos e hijas de Dios. Puede que hayáis pecado, pero no sois pecadores. Me necesitáis no en la hora de la muerte, sino en la hora de vuestra victoria, cuando vayáis a obtener la victoria sobre el pecado, la enfermedad y la muerte. Es entonces cuando debéis llamarme. Necesitáis mi fortalecimiento y mi protección».

Así, el Ave María de su rosario para la nueva era reza:



Ave María, llena eres de gracia, el Señor es contigo.



Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros, hijos e hijas de Dios, ahora y en la hora de nuestra victoria sobre el pecado, la enfermedad y la muerte.



Cada vez que recitamos el rosario, nos dice la Virgen, estamos construyendo un «moméntum» de luz y amor que puede espiritualmente alentar a todos los que están necesitados.



Tomado del Libro: Ángeles De La Sanación, El Arcángel Rafael

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